
fundación
enrique lizondo calvo
Desde la patagonia chilena al mundo

LA ARTISTA

Mi práctica en el museo de Bellas Artes durante el tiempo de Lily Garafulic, me hizo conocer exposiciones contemporáneas donde la pintura serialista y también las instalaciones desbordistas.
De esa época conservo mis primeras incursiones en soporte de madera, donde comencé a explorar con pigmentos de la cocina como nescafé, orégano, comino, pimentón, azafrán, curry y esas pinturas eran “olorosas” teniendo que tener las ventanas abiertas.
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Continuo en la música, las Orquestas y robándole tiempo a otras actividades generalmente por las noches se dedicaba a pintar, buscando por el entorno temas y también haciendo ACLES en el colegio haciendo todo tipo de soportes, lápices, ceras, oleos etc.
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Mi paso por Arquitectura y más tarde por Estética del Arte me hizo estar en contacto y ser discípula de Godofedo Fomi, Tatar Vial, Victorio de Gisolamo y Serio Montero.
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Nací en Punta Arenas a los 6 años, viví 1 año en Santiago y recuerdo que mi madre, en su afán por desarrollarnos en la cultura, me compro un block de apuntes y lápices, me hizo pintar y dibujar edificios, unos toldos verdes con vallas blancas, que en aquel tiempo protegían del sol las ventanas, terrazas y balcones.-
Volvimos a Punta Arenas y en el Liceo de Niñas Sara Braun que tenía educación primaria y secundaria, me caracterizaba por tener una gran facilidad en los dibujos de ahí a las otras ramas del arte fue de modo natural debido a que la música era algo permanente en la vida del hogar y en trabajo de mi padre que no había día que no lo veía escribiendo música para alguna institución.
Aprendí en aquellos años acordeón, piano, guitarra y la pintura pasó a segundo lugar. Sin embargo en 1969 en el momento de optar por una carrera profesional, opté por Arquitectura. Viajé a Valparaíso y quedé entre 180 alumnas en la Universidad de la Católica en el cerro Recreo de Viña del Mar, fue el año más hermoso dentro de los recuerdos de la universidad, lamentablemente un pre ACV en 1969 me produce un signo que debía seguir la música. De esta forma entre en la Universidad Católica de Santiago donde pude ingresar a Pedagogía en música y al mismo tiempo sacar un bachillerato en Estética del Arte paralelamente trabajaba dando clases de música en el Colegio Salesiano.
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Mi paso por Arquitectura y más tarde por Estética del Arte me hizo estar en contacto y ser discípula de Godofedo Fomi, Tatar Vial, Victorio de Gisolamo y Serio Montero.
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Mi práctica en el museo de Bellas Artes durante el tiempo de Lily Garafulic, me hizo conocer exposiciones contemporáneas donde la pintura serialista y también las instalaciones desbordistas.
De esa época conservo mis primeras incursiones en soporte de madera, donde comencé a explorar con pigmentos de la cocina como nescafé, orégano, comino, pimentón, azafrán, curry y esas pinturas eran “olorosas” teniendo que tener las ventanas abiertas.
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Pasado los años debido a la gran cantidad de tiempo que demanda la música, habían periodos largos donde no podía pintar, pero si observaba las luces, las sombras, bosquejando en papeles, cuadernos, agendas, sobre todo en las tediosas reuniones de profesores, dibujaba a todos mis colegas, narices, espaldas en fin, tratando de mantener el movimiento, la soltura ya que yo no uso lápiz grafito para pintar, dibujo con pincel o la espátula.
He estado en exposiciones colectivas, en 1982 en el hall cultural del Caracol y en el Museo Regional junto con Griselda Bontes y María Luisa Torres de la Cruz.
A veces algunas obras han nacido de un cuento o una poesía que he creado ya que escribo permanentemente ya que está más a mi alcancé, puedo escribir en cualquier parte, una consulta médica, cuando me acuesto, en fin, solo necesitas un lápiz y papel y ahora con esto de la computación también voy directo al teclado y escribo cuentos infantiles y poesía.